Cuando te inicias en el ciclismo dentro de una sociedad o grupeta como la nuestra, son los propios compañeros los que te suministran la mayor parte de la información (a menudo excesiva y contradictoria), los estímulos o los retos: un recorrido difícil, un puerto con unas rampas durísimas, una marcha mítica, etc.
Pero cuando, como en mi caso, empiezas como un ciclista solitario y pobremente autodidacta, son elementos ajenos los que te sirven de acicate y te abren los ojos a cosas que, tú solo, nunca te hubieses planteado.
Para mi fueron tres. Los dos últimos, La Loroño y la Ciclolista, los menciono sólo como amenaza de futuros comentarios. Pero el primero de todos fue, sin duda, www.altimetrias.net
No sé cómo, no recuerdo quién, me habló de esa página. Pero, en una época en que me consideraba un tipo duro por haber subido Morga o Sollube, descubrir aquella colección de tantos puertos, asequibles y colosales, desconocidos y míticos, todos ellos bien descritos y clasificados, fue todo un hallazgo.
Siempre me he sentido cómodo con los números y los esquemas y, de repente, allí encontraba modelizadas todas mis ascensiones pasadas, presentes… y futuras. Un regalo, vaya.
Descubrí que los coeficientes de mis ascensiones eran bastante modestos comparados con los gigantes de tres cifras que allí veía y me interesé por la manera de calcularlo.
Al principio, el elemento más retador a mis inexpertos ojos, era la pendiente. Busqué batir mis récords personales a base de chepazos y destrozos musculares. Más adelante, sin embargo, alguna pájara me hizo apreciar también la dureza de un porcentaje inocente mantenido durante muchos kilómetros.
Recorrí, en fin, un camino que muchos otros habréis recorrido. Veía los nombres de sus autores, Ander Guaza y Juanto Uribarri, y los imaginaba como dos titanes capaces de escalar (¡registrando anotaciones!), cualquier pared. ¡Qué tíos!
Una vez, por Butrón, coincidí con otro txirrindulari que llevaba un maillot de APM y le pregunté si era Ander o Juanto. Resultó ser Ander y pude, por fin, darle personalmente las gracias. A Juanto lo hice bastantes años después, aunque luego, cuando me hizo sufrir subiendo Lauros, casi que me arrepentí.
He dicho ya que fue un regalo. Fue eso, sí, un regalo y fue un regalo extraordinario.
Porque ahora parece que es Google quien, con sólo preguntarle por la altimetría del puerto más recóndito, nos contesta con ese gráfico verdoso, con esos números, esas herraduras, esos datos tan familiares.
Pero que en los noventa, cuando sólo había webs de grandes empresas, existiese ya la de APM, que cuando la palabra algoritmo sólo aparecía en los libros de matemáticas tuviésemos ya uno propio para resumir la dureza de un puerto, que se crease un estándar de presentación y descripción que todavía siga siendo válido a día de hoy, que cuando Garmin tal vez ni existiese, alguien hubiese registrado la inclinación de la carretera cada 5 metros, y que todo eso fuese algo compartido de manera altruista… si todo eso no es extraordinario, ya me contaréis.
Como os digo, en aquella época, sentado frente a mi ordenador, repasaba mis ascensiones y me marcaba nuevos retos, miraba la lista, adelante y atrás, aquí y allá…
Todavía hoy, cuando nos toca tal o cual excursión, acudo allí y repaso los perfiles, sintiendo el ritmo al que los subiré, notando la fatiga que sabré vencer.
Y soy muy bueno ante el ordenador, os lo advierto, soy capaz de subir lo que sea. De hecho, suelo ganaros a la mayoría… Luego, por alguna razón, cuando vamos allí, cuando los esquemas dejan paso al asfalto, las cosas no salen como había previsto. No sé, puñeteros algoritmos…
Bueno, todo este rollo, se podría haber resumido en un ¡eskerrik asko, Ander eta Juanto! que es, en el fondo, lo que quiero decir.
Porque años después, resulta que somos compañeros en la SCB y, aunque nos os prodigáis mucho (cariñoso reproche), veo vuestros nombres cuando, por ejemplo y como parte de mis obligaciones, os paso los recibos de la cuota anual.
Así que ya veis, mucho agradecimiento y mucho rollo pero a pagar la cuota como todo bicho. Si es que el pelotón no perdona. Y yo soy lo peor…
¡Un abrazo, compañeros!
Gracias Juan, a traves de tu articulo he sabido que eran de la SCB.
Muy bonita tu narración