Echad la vista atrás, un año sólo, y decidme cuántos accidentes recordáis dentro de nuestra grupeta…

Pues sí, nadie se ha matado, pero casi… Dos recuperaciones laaaargaaas y dolorosas, media docena de sustos con secuelas menores, no sé cuántas magulladuras en casos más afortunados… ¿Veinte? ¿Más?…

Incluso aunque todo se quede ahí, la factura que pagamos es demasiado alta. No importa si es la mala suerte, si son despistes o imprudencias nuestras o si lo son de los vehículos que nos rodean. ¡Qué mas da! Al final, la cuenta corre de nuestro lado.

Así que, ¿cuándo modificaremos de verdad nuestro comportamiento?